sábado, 28 de marzo de 2009

Capítulo 1: Adquiriendo conocimiento (8)

Son las 19:30 cuando timbran.

Abro la puerta. Al otro lado una chica más o menos de mi edad, pelo largo y liso, y un chico moreno, barba de unos días.

- Buenas tardes, pasad.

- Gracias – dice ella – me llamo Sarah, encantada.

- Yo soy David – intercambiamos dos besos.

- Este es Pablo – dice ella agarrando del brazo al chico. Él me estrecha la mano.

- Bueno, pasad por aquí. Éste es el salón… – a un metro de la entrada se abre a la izquierda el salón del piso, amplio y con un gran ventanal por el que se pueden los edificios de enfrente todavía iluminados por el sol.

Sarah se acerca a las ventanas.

- Parece que el piso está nuevo. En otros entra algo de aire por las ventanas pero este parece que está bien aislado.

- Sí, así en invierno también mantenemos más la temperatura. El piso tiene una caldera de gas ciudad, aquí en la cocina, así que no debería haber problema en invierno.

Los dirijo a la puerta que hay al otro lado, la cocina es amplia, con una mesa bastante robusta, una nevera relativamente nueva y unos hornillos sencillos.

- El mueble es bastante espacioso, yo apenas uso la mitad, así que tendrías sitio de sobra para cubiertos y demás, aunque tampoco tengo inconveniente en que utilizases lo mío.

Ella asiente, mientras su acompañante sigue callado sin opinar nada.

- Por aquí están las dos habitaciones y el baño al fondo. La habitación de la derecha sería la tuya. Le da el sol por las mañanas, da al patio trasero del edificio.

- Vaya, un somier medio decente.

- Sí, ambas habitaciones tienen somier y armarios nuevos. Por lo visto los dueños lo remodelaron hace poco.

- Ah, pues está bien. ¿Y cuánto sería?

Tras informarle de cuánto habría que pagar, de la existencia de un trastero donde tender la ropa y demás, parece que realmente le interesa. Hasta comentamos reglas básicas de convivencia, como serían los turnos de limpieza y esas cosas.

- Vale, pues me gustaría quedarme con el piso. Empiezo este año arquitectura, pero vine un poco tarde, ya que no tenía prisa para encontrar piso – dice Sarah animadamente. Su acompañante lleva un rato viendo por la ventana del salón, distraído. Parece que no es de muchas palabras.

- ¿Y eso?

- Estoy viviendo con mi hermana mientras no encuentro piso. Pero bueno, si ya quedamos en que me lo quedo, me mudaría mañana mismo. A primera hora de la tarde traería mis cosas y ya te pagaría el mes y la fianza.

- Bien, pues perfecto, mañana nos vemos entonces y ya te doy las llaves.

- Vale. Bueno, pues encantada de conocerte David, espero que nos llevemos bien – dice bromeando. Su sonrisa es bastante agradable.

- Hasta mañana entonces.

Ha pasado más tiempo del que esperaba, pero no me quejo, ya tengo compañera de piso y parece bastante agradable. Una preocupación menos.

Me tomo un bocadillo, yogurt y algo de fruta, y me voy para cama.

viernes, 20 de marzo de 2009

Capítulo 1: Adquiriendo conocimiento (7)

- No se qué quiere decir.

Se escucha un breve e irritante sonido, cuya procedencia no logro identificar. Sorprendido por la interrupción, Adam cambia de actitud.

- Intentaré explicártelo la próxima vez… – dice acompañando con una leve sonrisa de resignación sus palabras.

Antes de saber qué responderle, el irritante sonido vuelve, esta vez durante más tiempo. Me resulta familiar…

Es el timbre del telefonillo. Abro los ojos, mi reloj marca las 17:30.

Tras la presentación del curso, mientras me dirigía a casa recibí la primera llamada preguntando por el piso. Le indiqué al que me llamó qué número y piso era, el chaval me había dicho que se pasaría por la tarde a verlo.

Me levanto del sofá y me dirijo a la entrada. Efectivamente es el que viene a ver el piso. Me había quedado dormido leyendo panfletos informativos de la universidad después de comer. Por suerte había lavado la loza antes de ponerme a verlos y el piso estaba perfectamente presentable.

Abro la puerta. El chaval aparenta tener mi edad, algo más delgado que yo, pelo rubio anaranjado y algunas pecas en la cara. Cuándo le abrí la puerta me pareció que ponía una cara extraña.

- Hola, – saludo cordialmente – pasa.

- Buenas tardes, soy Alex, encantado.

- Yo David, igualmente.

Le enseño el piso. Es la primera persona a la que se lo enseño, pero a mi parecer apenas está prestando atención y no pregunta por nada. Tras enseñarle la cocina, el baño y lo que sería su habitación.

- … La calefacción está integrada en el calentador del agua y seguramente será algo cara puesto que utiliza gas ciudad. De todas formas por mi parte esperaba ponerla poco, puesto que no soy muy friolero.

- Bueno… ¿y tú qué estudiabas?

- Empiezo este año Ingeniería Informática, ¿tú?

- Yo también empiezo este año, estudio Ingeniería de Caminos. Lo cierto es que a estas alturas ya he visto bastantes pisos… creo que este no me interesa.

- En fin, no pasa nada.

Lo acompaño a la puerta y se va.

[…]

La siguiente hora y cuarto la paso acabando de leer panfletos. Creo que mañana, si salgo pronto de las presentaciones, me acercaré a la Sección de Deportes. He visto que tienen varias escuelas deportivas. Quizás me apunte a Tai Chi o Taekwondo. No es que quiera ser un flipado de las artes marciales, pero puede ser divertido y algo de ejercicio no me vendría mal.

Organizo un poco las cosas que llevaré mañana a las primeras clases y justo cuándo me disponía a poner una película en el portátil, me suena el móvil.

- ¿Sí?

- Hola, llamaba por el anuncio del piso. ¿Todavía está disponible? – en esta ocasión es una chica.

- Sí.

- ¿Podría pasarme a verlo ahora? Es que estoy por esa zona. ¿Qué número es?

- Sí, puedes pasarte. Es el treinta y nueve, piso segundo E.

- Vale, nos vemos ahora.